Por no decir que se cree Britney Spears.
Justin Bieber era una lesbiana con suerte que se cortaba el pelo metiendolo en un tazón de tallarines que un día decidió dedicarse en serio a la música.
Ese día fue 2012. Porque todo lo que hizo antes era un poco una mierda. Baby es la peor canción del universo y ni My World, ni My World 2.0 ni My Worlds Acoustic (Sus primeros tres trabajos se llaman así de verdad, no nos lo estamos inventando) tenían nada que mereciera la pena.
Bueno, sólo una cosa. Una cosa que ha salvado a Justin de la quema más veces de lo que él mismo jamás admitirá: Un fenoméno fan como no se había visto, por lo menos, desde las Spice Girls o los Backstreet Boys. De hecho tiene incluso su propia Chris Crocker, en versión chica hetero obsesa.
Pues anda que éste vídeo no trajo cola ni nada. "Porque sus letras hablan del amor, y de los niños de África y eso... ¿Vale?" Una delicia, vaya.