Katy Perry y el entendimiento de la generación retarded

Katy Perry es una estadounidense rubia y pechugona que se hizo famosa por el lesbianismo naif de I Kissed A Girl y porque a Madonna le gustaba una canción random de su primer álbum. Álbum que, como ya hemos repetido mil veces, tiene exactamente cuatro canciones buenas.

Todos nos reímos de ella por que en 2008 estábamos a tope con Just Dance y creíamos que la fiebre Timbaland había terminado para siempre, pero Katy no se dio por vencida y exprimió su segundo álbum hasta la muerte, coincidiendo con Born This Way en un verano en el que las tetas que disparaban nata destruyeron a las alienigenas que daban a luz a metralletas.

Lo normal.

Teenage Dream fue un trabajo absurdamente bien preparado, y canciones menores como The One That Got Away o Wide Awake han terminado formando parte de nuestra musicoteca recurrente, ya fuera por que el vídeo las salvara o porque la versión de la gira molara a saco.

"YASSSSS KWEEEEN"

Una Superbowl, un tercer álbum que fue un quizas, luego un no y definitivamente un sí y una gira perfectamente pensada para hacernos creer que Katy cantaba, bailaba y tenía carisma nos llevaron a la inevitable pregunta.

¿Y ahora que?

Puede que la música pop sea absurda, de consumo rápido y descerebrada, pero cuando la circunstancia de la cantante interprete en cuestión se fusiona con su realidad todo resulta mucho más interesante a todas luces.

Valoramos que las estrellas del pop se rodeen de diceiseís escritores y compositores para terminar rellenando una línea entera del estribillo con un "Yeeeeeahhhhh" y que el concepto e imagen se las lleve un marica creativo random y valoramos igualmente que se impliquen en su trabajo para hacer algo que ellas crean autentico.

Sea cómo fuere, lo cierto es que la evolución, "evolución", de un artista pop es algo introspectivo, algo que viaja hacia dentro y luego sale hacia fuera. Algo necesario.

Porque es algo que, a los consumidores, como buenos habitantes del siglo XXI, fagocitadores del drama y de las movidas ajenas, nos encanta ver.

¿Significa esto que cualquier álbum pop de ruptura, encuentro espiritual o post - rehab es guay por norma?

Aunque ellas creen que si y siempre tienen que soltar alguna chorrada en plan "Este es mi album más personal etc". A lo que vamos, que nada como un viaje a los infiernos de uno mismo para inspirarse.

Ya sea en tu propia locura, en haber sido madre o en dar caña por que estás en la cresta de la ola. No importa. La cosa es aprovecharte de algo real que te rodea, que es crudo y ser lo suficientemente lista (O manipulable) para sacarle provecho.

Rihanna hizo un vídeo de cuando la pegaban y lo petó.

Y Beyoncé dedicó un álbum entero a los cuernos que le pusieron. Hay que tener el chocho gordo.

Y os preguntareís que coño tiene que ver todo ésto con Katy Perry y Chained To The Rhythm.

Pues mucho. ¿Donde busca inspiración una artista pop plástica como Katy Perry?

¿Una Katy Perry que sacó Part Of Me después de divorciarse (Aunque ella diga que no)?

¿Una Katy Perry que sacó Roar como momento de empoderamiento femenino post ruptura?

Probablemente deberíamos de esperar algo decepcionante, que la cagara bien antes de volver a levantarse y volver a petarlo, pero en lugar de eso Katy ha decidio evolucionar, avanzar y desarrollarse como artista en una dirección curiosa.

Cuanto menos.

Viene de Prism, un álbum que es como Stripped de Christina Aguilera, pero compuesto por alguien que no sabe cantar, que sabe tocar la guitarra y asesorada por un equipo que sabe que un descarte a tiempo es una victoria.

Es decir, toca todos los palos y los toca a muerte, metiendo innecesario humor enlatado en el vídeo de Dark Horse, convirtiendo Unconditionally en un intento de power balad revolucionaria, elevando This Is How We Do a la categoria de canción pegadiza cuando estaba destinada a ser un filler...

Pero ignorando Walking On Air, lo cual fue estúpido en muchos niveles.

La cosa es que Prism, no fue un fracaso. Actuó en la Superbowl, todo el mundo se supo Roar durante 18 meses (Nosotros le dimos un aprobado justo y tan frescos) y convirtió el Prismatic World Tour en un heredero digno de lo mejor de Madonna y Kylie.

Y ahora va y saca Chained To The Rhythm.

Lo bueno: La melodía es chula, el cambio de registro del ... ¿pop rock? al pseudo slow disco, evolución o lo que coño sea que quiere está ahi y el estribillo se pega.

Lo malo: Todo lo demás.

Empezando desde el tono serio, pasando por el innecesario featuring y terminando con la letra y temática.

Todo es un poco buf. Pero para criticar con conocimiento de causa necesitamos que veaís también el vídeo oficial.

Ahora, tiremos el barro.

La canción es buena, vaya eso por delante. Es decir, el instrumental y las melodías son muy rescatables, muy Carly Rae Jepsen haciendo algo lento de Xenomania en 2006. Y eso es si. Pero un sí grande y en mayúscula, en negrita y subrayado.

Pero tenemos problemas con todo lo demás.

Una letra, ¿Revolucionaria? ¿Con el objetivo de despertar a sus seguidores? ¿Los mismos seguidores que aplaudieron que lanzara nata montada por sus pechos?

Sí. Eso es lo que pretende ella.

En un momento en el que criticar a Trump se ha vuelto en una necesidad de los capitalistas con conciencia que apoyan a su primo gay y que dejan de tomar aceite de palma pero siguen tomando leche de soja, Katy ataca a la absurda mente de la generación que se pone banderitas en el perfil de facebook y que creen verdaderamente en la solidaridad de las galas de recaudación.

Y es todo un poquito EN FIN.

La letra da vergüenza ajena, y lo que es peor, toma todo otro nivel de vergüenza ajena con el vídeo.

Si analizamos la letra en sí, podría haberse llevado en muchas direcciones. No es anticapitalista, no es especialmente anti - heteropatriarcal, no es especialmente revolucionaria.

Simplemente, habla de un estado de estancamiento vital (con el que la gente normal nos podríamos sentir identificados) y de cómo utilizamos el house barato y los cubatas para olvidarnos de ello.

Podríamos hablar de lo que sabe Katy Perry a cerca del hastío de la rutina y de los cubatas mal preparados en vasos de plástico, pero la respuesta es nada.

Sin embargo en el vídeo toda esta lírica abierta se cierra en torno a una idea estúpida, para crear una fusión entre Los Jetson y Los Juegos Del Hambre.

Vamos a enumerar algunas de las cosas estúpidas del vídeo:

- Hacer una metafora de la realidad occidental como un parque de atracciones.

- Las criticas al diseño de la familia tradicional y a la militarización de occidente.

- El intento de Black Mirror.

- Los planos de zapatos andando a paso sincronizado que pretende ser ¿Inquietante? y que además ya se hizo mejor en Metrópolis en 1927 (!).

- Los momentos pretendidamente poperos quedan descafeindados, como hacer playback de un estribillo tan bailable sentada o la escena de la gasolinera.

- La escena en la que ella es Katniss y se levanta de la silla para ser revolucionaria y rebelde una vez que un negro le rapea es absurda y ridicula.

- El vídeo carece de traca final, y la mirada de extreñida al terminar no puede ser más reflejo de cómo se quedó la gente al ver el vídeo por primera vez.

"Dios, tengo que llegar al baño como sea"

Imaginad que el vídeo hubiera sido que ella es pobre y trabaja en un bar o algo así, y de cómo intenta romper su rutina refugiandose en el alcohol yendo a una discoteca y dejandose querer por un desconocido.

Hubiera sido MÁS BARATO, MÁS PARÓDICO Y HUBIERA TENIDO COREOGRAFÍA (Aunque esto quizás hubiera sido peor).

Y este rollito pseudo canción protesta que ahora tiene la letra de la canción y que la generación instagram considera válido es un giro hacia saltarse la canción cuando te salte en el aleatorio.

Pero la debacle no termina ahí. Que va, porque alguien ha permitido que la presente en directo en varias ocasiones. Actuó en los Grammy con la única actuación que nos parece genuina y bien pensada.

Aún así, se siente cierta vergüenza ajena al defender un tema que gracias al vídeo se ha convertido en un estúpido grito de protesta milenial a la nada con un montón de atrezzo y tecnología pop capitalista.

Después de los Grammy se fue a los Brits, donde cantó entre un montón de casitas y sacó a pasear dos esqueletos gigantes que representan ¿El heteropatriarcado? ¿A los Trump?

No tenemos suficientes emoticonos de facepalm para describir la mala idea que es esta actuación. Kary Perry es la típica tia que llena sus redes sociales con iconografia feminista, pero que deja de salir con sus amigas por que su novio si no la deja.

#COHERENCIA

La actuación es tan mierda, tan de dar palos de ciego, tan sinsentido que lo que trascendió fue una de las casitas que se cayó y se pegó una galleta.

No vamos a ahondar en lo estupido que es frivolizar con el post heteropatriarcado o ser sutil con la crítica a los Trump deslegitimando las críticas de la gente que no dispara nata por las tetas, y vamos a pensar que han despedido al maricon democrata que le dio esta idea.

Hizo otra actuación que empezamos a ver pero que no pudimos terminar por que contenía un hamster gigante y una ¿crítica? a la explotación infantil utilizando niños como bailarines que ella ha contratado.

#COHERENCIA

Katy. Eres guapa, no puedes hacerlo todo bien. Deja que te manejen o cae al infierno. Pero no intentes ir de guay y de lista por que te pasa ésto, que te quedas a medio gas entre Toxic e Imagine, no gustando a nadie.

Y recordemos que Madonna cantó Imagine -Imagine no posessions, I wonder if you can- en el Reinvention Tour, cuando cobraba una pasta por las entradas, por que siempre ha sido una mala zorra que ha hecho lo que le ha dado la gana.

Así que Katy, vuelve al pop, deja de pensar, tiñete de morena otra vez (por que ya vas justa de neuronas), que la canción es guay, coño.

Y francamente, preferimos mil veces Toxic que Imagine.