El retorno de las girlbands

En teoría, un grupo de chicas debería de encantarnos, porque básicamente es aúnar lo bueno de cualquier otro artista en solitario y meterlo en un amasijo de brillantina y minifaldas con otras cuatro como ella.

En la práctica, no es así.

A no ser que lo hagan súper bien, como el mejor grupo de chicas de la historia, suele quedar todo como un cuadro de comedor, con tres de ellas asistiendo a realities de medio pelo, otra en desintoxicación y otra filtrando sex tapes con un Lil´cualquiera de la vida para empezar la nueva hegemonía Kardashian.

Y es que formar girlband en lugar de tener los cojones, las ganas o el talento para hacer el trabajo en solitario, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.

A Favor:

- No saben componer (De hecho puede que no sepan leer), así que su dirección artística es CERO. Puedes darles todo hecho y no rechistarán, ellas sólo quieren salir guapas.

- Desde el punto de vista del marketing pueden tener un poder increíble. Si gestionas bien sus personalidades falsas, inevitables también, puedes montarte un imperio de la nada. Una carpeta con la cara de cada una. Un perfume para cada una. TODO MULTIPLICADO.

- No importa que sean vocalmente escasas, con que una cante bien y las demás vayan al rebufo de la negra de turno es más que suficiente.

- Quedan muy monas todas con el mismo estilismo pero con pequeñas diferencias. Y con que sepan moverse de forma mínima, y moviendo la cámara muy rápido hacia ángulos imposibles consigues hacer creer que bailan bien.

En contra:

- Probablemente no sean las mejores amigas, y de hecho algunas de ellas se odiaran a muerte. La que mejor canta será la diana de todas las zancadillas.

- Terminarán disolviendose, porque el ego de unas aplastará la incompetencia de otras

- Son un producto marcadamente cáduco.

- Es jodido encuadrarlas en directo. Queda TAN CUTRE lo de ponerlas en fila o en una V haciendo la coreo...

Pero, sin saber porque, vivimos una época dorada con las grilbands. Bueno, hemos exagerado, claro está, pero por lo menos han surgido dos con ganas de ser más famosas que las Spice Girls y Aqua juntas.

Fifth Harmony

Fifth Harmony son cinco chicas de ascendencia latina (Mirad sus apellidos en la Wikipedia, joder) que fueron cada una en solitario al X Factor estadounidense (Ilusas) para que luego fueran casi expulsadas antes de que Simon Cowell decidiera meterlas todas juntas en un grupo para paliar la falta de talento que sufrían individualmente.

Y luego les mandó sacar un álbum y algunas versiones y en 2014 sacaron Reflection, su álbum debut, que tenía un hit que lo petaría un año más tarde, terminando por ser la banda sonora de muchas chonis en los aparcamientos de centros comerciales.

Worth It es como una canción hecha para Missy Eliot pero como un mal remix de Turn Down For That, y eso que la canción ya es mala. Pero no todo en Reflection es malo. No.

A parte de las canciones estúpidamente referenciantes a toda la cultura pop de las últimas decádas (Mariah Carey adopta el título de una canción y Rihanna y Madonna salen en el estribillo de otra) el disco es una sesión de mezcla entre hip hop marica y EDM rancio, con una excepción:

Sledgehammer, que significa "mazo", es la única canción genuinamente pop del álbum. Con coreografia, planos cambiantes, ambiente alegre y pelografia.

Sledgehammer se aleja de todo lo que hay en el resto del disco, que suena como si hubieran obligado a las Pussycat Dolls a creerse negras. Y es casi irónico que la falta de musicalidad sea insultante, llamándose el grupo Fifth Harmony.

Sledgehammer tiene un montón de Oh - oh - ohs, y vestidos con grandes volúmenes y columpios. Así que está guay. El resto del álbum, no. Intentaron incluso apelar al público latino con una versión en español de Worth It, que por mucho que tengan apellidos en castellano, era una cosa muy poco necesaria.

Pero Sledgehammer se merece, por lo menos, ésta mención en el blog.

Little Mix

Británicas, y por lo tanto mucho menos contaminadas de todo el mundo del hip hop, han hecho un primer álbum con mucho más sentido común, pero con un nombre igual de tonto. Salute ha resultado ser un intento mono de querer ser eternas, pero obviamente fallido. Porque era demasiado absurdo y fácil, pero a todas luces mejor que Reflection. De hecho, podemos decir que no hablaríamos de Fifth Harmony si Sledgehammer la hubieran sacado las Little Mix.

También vienen de la factoría de Simon Cowell, así que padecen los mismos males, pero con algún que otro acierto de más. La canción que lleva el nombre del álbum, sin ir más lejos, es un poco decepcionante. Pero luego llega Move y ya se te pasa.

Otra de sus canciones más guays no se encuentra en el álbum debut, si no en un EP con el mismo nombre, DNA.

Con una reminiscencia muy 2NE1, ellas se convierten en una suerte de heroínas aconsejadas por el estilista de Lindsay Lohan. Puede que los estribillos dubstep y los fondos cutres realizados con pantalla verde estuvieran ya pasados de moda cuando DNA salió al mercado, pero no importa en absoluto, porque es guay, y sería guay incluso no teniendo video, incluso con versión acústica.

Aunque Salute no es que sea la panacea de nada, por lo menos es consciente de que es pop, y se acerca más a algo que harían las Spice Girls si estuvieran vivas. Tiene referencias a la arquitectura (Towers, These Four Walls), es muy coherente, por ejemplo poniendo About The Boy, la historia de que un tío te pone jugosa inmediatamente antes de Boy (¡ORIGINALIDAD!), una especie de pieza musical sacada de Glee donde ellas se cuentan una tarde de domingo lo malos que son los hombres. Arte.

Little Mix no sólo son más efectivas, si no que también son mucho más listas, porque saben perfectamente que su único público son los maricones, y lo explotan.

¿Actuar en la G - A - Y? ¡Claro! ¿Con el single machacón del mejor travesti del mundo? ¡Por qué no!

Es genial que sepan cómo funciona el mercado, genial que aboguen por el genderqueerismo claro y genial también que intentén bailarla sin caminar. Ahora, sería mucho, pero mucho más genial si Sissy That Walk hubiera sido suya. ¿Os imaginaís? No os preocupeís, que en lugar de eso, hicieron ésto:

Black Magic es un buen adelanto para un segundo álbum, la canción es divertida, suena como a Gwen Stefani y a Avril Lavinge si éstas tuvieran quince años y tiene referencias a la cultura pop para que sus fans vean lo listas que son.

El vídeo es una mona reinterpretación de la película Jóvenes Y Brujas, o The Craft para las que tienen la ESO, en la que cuatro pringadas (puntos extra por atreverse a ponerse feas aunque sea durante un minuto y medio durante el metraje) encuentran un libro maldito en la biblioteca y se dedican a putear a la típica zorra popular que se folla al chico que les gusta.

Clase y dignidad.

Sea como fuere lo cierto es que Black magic es un buen adelanto del trabajo venidero que estamos esperando: Get Weird.

Es decir: Si las girlbands van a volver de alguna forma y no van a ser las Spice Girls, mejor que lo hagan en forma de UK pop como referencias a películas de los 90.