La fórmula del éxito

En estos días truculentos no se sabe ya cual es la etiqueta del ganador.

Antes eran la voz, los éxitos y las ventas.

Ahora...la incertidumbre. Un termometro inequívoco del éxito de un artista pop son sus giras.

Y Madonna puede presumir de que anda sobrada de calidad en cuanto a tours se refiere. Cada vez que se lanzaba en una carrera mundial por expresar su arte y desplumar a sus fans parecía que tocaba techo. Pero en su siguiente gira se superaba. Y así sucesivamente.

El MDNA Tour no es una excepción, y es a día de hoy el reflejo en el que se deberían mirar muchas en cuanto a la dinámica de un show mundial de dos horas se refiere.

No vamos a ser imparciales. Amamos a Madonna. Igual que amamos a muchas otras artistas. Pero ella es más vieja y lleva más años que cualquier otra ofreciendo unos espectáculos de factura excelente.

Es díficil transmitir el magnetismo que emana Madonna en directo mediante vídeos fanmade, por lo que es una mera acercación.



Creo afirmar que es el mejor opening que se ha dado en un concierto de pop jamás. No es excesivo. Es meta-ficción. Los monjes invocan a Madonna con un canto religioso, que se moldea en Girl Gone Wild con el rezo inicial de Act Of Contriction.

Una invocación de una deidad, jugando con la ambigüedad del significado religioso del nombre. "Madonna" ya tiene una connotación biblíca, y ella lo utiliza para mezclar ficción religiosa con ficción artística en un concierto. Ambos pertenecen a la ficción, pero se interna a uno en otro.

Genia.

El primer segmento es oscuro y violento. Es casi frenético, adictivo. La mejor media hora del concierto, se podría decir. Además contiene las mejores dos performances de todo el show: Girl Gone Wild y Gang Bang.



El final también es bastante épico.



Ella insiste en hacernos creer que el show al completo tiene una historia. pero nosotros preferimos disfrutar de cada acto por separado. Las uniones son bastante tibias, y no tienen nada que ver.

El segundo segmento se compone del binomio Express Ypourself / Give Me All Your Luvin´, ambas reinventadas para la ocasión.



Uno de los momentazos del show. y no precisamente por la intromisión de Born This Way con la coletilla de She´s Not Me. Las catfight son graciosas y entretenidas, pero aquí Madonna a quedado como una cría. A lo mejor es lo que pretendía.

Give me All Your Luvin´es lo más Con ÉSE DANCE BREAK.

Lo siguiente es Turn Up The Radio, seguido por Open Your Heart y Masterpiece. Digamos que es el momento más flojo. Aún así, no se alarga a una sección entera de 5 canciones, como pasaba en el Sticky & Sweet Tour.

El Interlude de Justify My Love merece mención aparte.



Todo un homenaje a su época del Immaculate Collection y la transición a Erotica. Con éste interlude da cominzo la sección putiferio, de la mano de Vogue. La segunda mejor después de la sección inicial. La reinvención de Candy Shop es lo mejor y Human Nature es una vuelta al sentimiento original de la canción.

Like A Virgin quizá sea la más irreconocible y perjudicada por la transformación. Un regalo a los fans.

Y comienza la recta final con el video político de turno, con un remix buenísimo de Nobody Knows Me, eso sí. Decir que el final te deja un poco frío, con una interpretación oriental de I´m Addicted y un Im´A Sinner hippie, hasta que todo revienta en Like A Prayer.



Una interpretación noventera de éste himno pop que a día de hoy sigue siendo leyenda. Porque ella sabe que todo mejora con gospel. Por so es la reina. El concierto finaliza (Desacertadamente) con Celebration.



¿Donde está Holiday?

Resumiendo, un gran espectáculo, con pocos oscuros y muchos momentos álgidos que se puede mejorar. La historia es inexistente, MDNA Tour es sólo un viaje a través de las épocas de Madonna. Conoceras a la transgresora, a la guarra y a la infantil. A la divertida y a la política. El mismo concepto que en el álbum, llevado a gira mundial.

Madonna en estado puro.