Kelis.
No vamos a decir que fue una one hit wonder de la vida hasta que salió Flesh Tone y se meo en todas. Qué coño. Sí lo vamos a hacer.
Milkshake es una canción sobre hacer pajas que TODOS hemos coreado en algún momento de nuestra vida. Que en directo pasase total de la metáfora sexual y se dedicase a embadurnar a sus bailarinas con espuma nos parece simplemente grandioso.
También es culpable de que bailemos más de lo que nos gustaría al ritmo de ésto:
Después de éso, se quedó embarazada de un cualquiera que le llevó por la mala vida, y ella que es lista y tiene mucha calle, le llevó también a los abogados para sacarle una pensión millonaria.
Así que se fue con su bebé y su dinero a una isla mediterránea llamada Ibiza, donde el brilli brilli, los tacones y la cocaína son la ley.
Levantaos de la silla y postraos ante la verdadera segunda venida de Jesucristo. Si estaís viéndolo en un smartphone, levantad la cabeza. Hay un mundo allí fuera esperando a que os contoneeís en infinitas paredes y os tomeís infinitos gin-tonics dobles. No hagaís el ganso.
Acapella se mostró como un producto desacertado. Aunque fué una canción buena y un vídeo de casi sobresaliente, se quedó a medio cocinar y el gran público no lo compró. Para una vez que Guetta hacía algo que no era clónico. Pues vaya.
Ah, no, que era la segunda vez que producía algo no - clónico. El álbum era una oda al hedonismo histriónico de finales de los 2000, como un Ray Of Light electrizado. Hablaba del divorcio, del futuro, del pasado y de creer en uno mismo. Y todo con una producción exquisita y con unos arreglos de otra dimensión. Inlcuso el Intro era apto para ser single.
Flesh Tone. Siempre en nuestros cubatas.
Después de aquello estábamos en ascuas de conocer el nuevo trabajo de Kelis. Todos queríamos que mantuviera el rollito de la diva negra electrónica, porque creemos firmemente que los 90 son y serán siempre el eje central de la existencia del universo, pero ella ha decidido hacerse la intensa y sacar un álbum - Cómo no - de indie semi soul súper guay que nadie oirá pero que a todo el mundo le gustará.
Lo único interesante del vídeo es que ella se empeña en parecer una travesti descarriada por mucha vagina que tenga. Y eso está muy bien. Lo que no lo está tanto es la canción, que es bastante pichi pacha para lo que viene siendo el pop de toda la vida.
Tiene alguna imagen interesante y digna de parodiar pero poco más. Jerk Ribs sería interesante si fuera parte de un EP de cuatro canciones ambientado en el clasismo de los vientos metálicos.
Pero tristemente no es así.
Rumble cuenta la historia de una señora con poco presupuesto que intentaba colar una chorrada de vídeo comosi fuera lo más, y ¡Sorpresa! No cuela. Hay un pájaro, un par de barcos, gente metida con ella...
Y poco más. No nos engañemos. Kelis nunca se ha jactado de tener los mejores vídeos ni las mejores producciones, pero es que esto apesta a Linda Perry por los cuatro costados. Y, oh, es algo malo.
Porque Linda Perry sólo mola cuando escribe para los demás. Menos mal que existen los DJs drogadictos de garitos malolientes para convertir algo escuchable y anecdótico en tu himno tequilero.
Y podríamos seguir así con todas las canciones de Food, pero no merecería la pena porque terminaríamos más aburridos que cuando hicimos las escuchas de Prism para el blog. Profesionalidad periodística.
Food no es en realidad un despróposito, de hecho llevamos el remix de Rumble en repeat varios días, lo cual deja claro que la melodía tiene un algo.
Pero es un álbum compacto y denso de dificil digestión, por lo que hará las delicias de los hiper fans de Kelis y de los que rompen lanzas a favor de las cantautoras profundas que cambian de estilo con cada álbum.
Y desde aquí, aunque Food haya durado menos en nuestra biblioteca de iTunes que un paquete de Cheetos en los camerinos de Planet Hollywood, tenemos que decir que alabamos a Kelis por atreverse a entrar en planos musicales en los que probablemente sea ninguneada.
Al menos por nosotros.
Que alguien nos llame cuando haga otro Flesh Tone o vuelva a hablar de pajas. Hasta entonces,
Bye, Bitch!
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