Iggy Azalea se cree Fangoria

Aunque probablemente no los conozca. Perdón, aunque no los conozca ni los conocerá nunca. Pero nunca.

Iggy Azalea no nos ha llamado descaradamente la atemción en ningún momento. Será porque hace rap, "rap", o porque su nombre se parece demasiado al de Azealia Banks y odiamos pensar cuando lo que queremos es escuchar música.

Para que mentir. En realidad lo intentamos con Work, pero no entendemos el twerk pre-Miley. Además tiene demasiadas cosas en contra como para poder amarla.

Primero, es una rapera y es blanca. Todos hemos visto 8 millas y sabemos que los blancos tienen prohibido rapear.

Segundo, es guapa. Y una rapera tiene que tener siempre, pero siempre, una tara física o psicológica. Eso lo sabe todo el mundo.

Tercero se parece demasiado a Gwen Stefani. No a la Gwen mamarracha, si no a la Gwen con clase que sacaba discos en solitario y esas cosas.

Y poco más.



A parte de no tener ni puta idea de bailar, Iggy, vaya nombre más chusquero por cierto, se dedica a hacer lo que básicamente hacen todos los raperos en sus videos. Hablar de cómo viene de la mierda pero de repente es rica, vive en una mansión a lo Lana Del Rey con un tigre y además súper malosa.

Claro que nadie se cree que ha ganado toda esa pasta con su supuesto trabajo: Cabaretera. Imposible no hacer una referencia fangoriana para éste vídeo.

Las plumas y los penachos siempre han sido parte del mundo del pop, tal y como nos recordó Katy Perry, y es inevitable no querer pertenecer al elenco de Cher en Las Vegas para maquillarte y ponerte un gorrito a lo freixenet. Es tan trash que nos encanta.

Peeeeeero... No cuela en una canción de rapera malosa. El baile to pega, no es efectivo, ella se mueve mal (Por si no lo habíamos dicho ya) y no viene nada a cuento.

El final con todo el drama coche - dinero me hago la intensa y me detienen solo molaría si lo hiciese Lady GaGa. En 2009.

Aún así nos hemos bajado la canción y no para subir la contabilización de reproducciones en el iPod. ¿Por qué?

Por una sencilla razón: La base cuela, es culona y la repetición del Imma change it se queda grabada en el cerebro a fuego.

Así que sí Iggy Azalea, tienes un hueco en nuestros iPods gracias al gancho de repetir mucho algo. No te creas nadie, chata.

Y para variar, el rapero sobra. Una vez más.