¿Porque estás aqui?

Porque se trata de eso, de bailar en ropa interior un sábado antes de salir para sentirte una súper estrella, de sentirte en un videoclip cuando escuchas música subiendo las escaleras del metro, de no poder evitar un paso de baile cuando escuchas esa estrofa que cambió tu vida a golpe de beat.

Porque se trata de música al fin y al cabo. Pop, electrónica, reinas, clubbing y modernas que lo darán todo en las raves.

Tragadores de la mejor mierda.

Ecos de Extrarradio.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Ultraviolencia, o de cómo Lana volvió a ser indie


Cuando Lana Del Rey llegó, pasó algo extraño.

Ella es una niña mimada con perspectiva y gusto, que probablemente escuchaba a The Flaming Lips en la intimidad de su hogar cuando aún era Lizzy Grant o lo que coño fuera antes de hacerse famosa.

Luego, un día, lanzó un vídeo a la web.



Algunos pusieron el grito en el cielo, otros se maravillaron. Pero de pronto era importante, y nadie sabía porqué. Los indies la odiaron porque cayeron en la trampa, y recomendaron a todo el mundo Video Games antes de que Cedric Gervais le hiciera ese remix a Summertime Sadness que luego escucharían a regañadientes.

Por eso los indies nunca se la tomaron en serio. Siguió sacando vídeos con la misma estética, y la duda siguió en el aire, hasta que dió entrevistas y, sobre todo, sacó el vídeo de Born To Die.

Las catetas seguían reivindicándola como la diva indie por excelencia. porque claro, ellas no saben lo que es el indie, no saben lo que supone que Crystal Castles se separen. Ellas no escuchan Hercules & Love Affair. A ellas no les gusta Rescue, Mister.

Ellas sólo escuchan Off To The Races, National Anthem y Born To Die. Born To Die todo el rato en repeat. Y porsupuesto Ride y Gods And Monsters y Cola. Porque hablar de coños es súper transgesor. Y así es como se sienten bien, indies y especiales.

La cosa es que al final, la polémica de autenticidad se resolvió sola y de pronto Lana tenía la habilidad de hacer lo que quisiera y salir bien parada de ello, con el debate transformado en opinión, con sus fans defendiéndola mientras los melómanos la ignoraban.

Sabiendo que su mayor baza es la fanbase cateta que la tiene por la segunda venida de Jesucristo, Lana no abandona la imaginería hipsterizada y las canciones con música de ayer y letra del mañana, porque está segura de que la misma fórmula le dará los mismos resultados.

Pero ésta claro que ésta vez se la ido la olla con el concepto. Echar un vistazo al tracklist es suficiente para percibir que el concepto del álbum sigue siendo "Nacer para morir", pero ésta vez a lo bestia. No vamos a mentir: El disco en toda su longitud es un poco coñazo, porque es dificil pasar a la segunda mitad del disco si no tienes una depresión de nivel 18 diagnosticada.

Es inevitable coger el álbum y disfrutarlo en pequeñas dosis, pero es dificil llegar a hacer una escucha entera sin pasar una pista. Así que directamente hemos eliminado las que nos han aburrido de sobremanera, o las que estaban a nuetsro parecer metidas con calzador para ocupar espacio en el tracklist, para quedarnos con un producto más o menos funcional.

01. Cruel World

La primera canción, que no conocíamos hasta que tuvimos Ultraviolence en nuestras manos, es toda una delcaración de intenciones. Sí, puede que últimamente estemos utilizando ésta expresión demasiado, pero en ésta ocasión no es gratis.

Lana presenta una vez más su visión putrefacta del mundo en un inicio que es en verdad introductorio. Cruel World es una canción pausada que habla de cómo todo es una mierda y que funciona con una estructura casi falsa. El estribillo aparece después del verso casi sin avisar. En un mundo donde todo funciona extremadamente rápido, ésto puede jugar en su contra, pero al menos ésta vez, le sale bien.

7/10
 
02. Ultraviolence



El principio recuerda horrorosanmente a Summertime Sadness. De hecho parece que en cualquier momento va a decir "Kiss me hard before you go", pero luego no. Para lo megalómana que suena la producción en general en el disco Ultravilence es de las más sencillas y de las que más recuerdan a su anterior trabajo. Quizas por eso es también de las mejores.

El estribillo y el epílogo se venden solas en una oda al amor y al sufrimiento físico que va con éste amor que bien cualquier choni estudiante de mecanografía podría adoptar como suyo. Muy consumible si se entiende desde la metáfora y la ficción.

De hecho es de las pocas que han conseguido remezclar con dignidad, sobre todo atendiendo al fracaso que supusieron algunos intentos de remezclar West Coast.



8.5/10

03. Shades Of Cool

La cuarta en discordia junto con Ultraviolence, Florida Kilos y West Coast que forman las joyas de la corona del disco.

En un principio dijimos que era sólo un ejercicio de arrogancia, y que no nos terminaba de enganchar, pero ha resultado ser una de las más escuchadas éste verano en nuestro reproductor. La primera vez que en una canción de Lana Del Rey se junta un barullo de instrumentos a éste nivel. La primera vez que parece que ella no está dormida. O al menos no del todo.

7/10

04. Brooklyn Baby

La verdad que el principio del disco te pone un pco a tope. Ésto ya es otra cosa. No hace falta que hagas intentos mastodónticos para hacer que te guste, porque el estribillo es bonito de verdad y recupera esas percusiones de corte militar que tanto bien hicieron en National Anthem.

Crea imágenes corrientes con las que cualquier moderna se puede identificar. Porque todas nos hemos ido a las landas con una furgoneta con plumas en el pelo. Claro que sí.

Y tiene da - da - das, que siempre está muy bien.

7.5/10



05. West Coast

Acertadísimo primer single y probablemente la mejor canción del álbum, compitiendo ahí ahí con Ultraviolence y Florida Kilos.

La realidad es que es la única que se pega a la primera. El vídeo funciona perfectamente aunque ya decimos que nos interesa cero la historia de arrepentimiento y del amor equivocado.

La canción, que prácticamente es un estribillo continuado, no da tregua y evoca perfectamente eso que quiere transmitir. Tenemos que admitir que con visión se disfruta más de ella. Porque en un principio nos hacíamos los guays diciendo que era poco guay. Obviamente nos equivocábamos. Ha terminado siendo la mejor canción del disco.

9/10

06. Money Power Glory

Love Money Party de la Miley pero triste, con perlas y divorciada. Percusión pausada y épica para explicar lo mejor que hace Lana: Dejar en bragas el estilo de vida americano, tanto desde el punto de vista del ganador como del perdedor.

El estribillo es alargado innecesariamente, pero se te queda pegado y te ves a ti mismo gritando las tres palabras del título en el andén del metro de repente. Correcto sinmás.

5.5/10

07. Fucked My Way Up To The Top

Aquí es cuando las bitches que se duermen a sí mismas, sacan las uñas y la joyería de perlas para ir de chulas en su cochasso con su chulasso.

Lana pone la luz sobre ella y no permite que nadie la quite de ahí. Referencias a los que la tomaron por falsa y poco indie. Una crítica sarcástica a las que la han intentado imitar, un pasacalles irónico para aquellos que a día de hoy la consideran plástica.

Y sobre todo, un final de estribillo que se pega como un chicle ácido de fresa: "I need you baby..."

7.5/10

08. Florida Kilos

La única de todo el álbum que rompe con el sonido lánguido y orquestal. Tampoco es que se haga un ruido a lo Rude Boy, pero la melodía se muestra semi tropical y ahí por ahí alguna percusión caribeña. Aparece incluso alguna concesión de cuerdas al ecuador.

Toda una innovación por parte de Lana.

Por supuesto, la canción va de la droga, y de lo guay que es hacer metareferencias a ella, con la nieve, que si te lo esnifaste como un campeón etc. Vamos, una canción digna de Miley. Y ésta es la segunda vez que la mencionamos en el articulo. Y eso no puede ser malo. ¿O sí?

8/10


Y así conseguimos una colección de ocho canciones que es notable, con tres o cuatro canciones que sobresalen de la media.

¿Significa eso que las demás canciones son una mierda? No. Ultraviolence peca de monotonía, y por lo tanto Power Money Glory o Fucked My Way Up To The Top son fácilmente reemplazables por cualquiera que os haya llamado más la atención.

Porque si hay algo que ha conseguido Lana con éste trabajo es encontrar un sonido definitivamente suyo. Repetitivo, sí, pero propio al fin y al cabo.

Con Ultraviolence, mucho más denso a priori que Born To Die o de su extensión paradisíaca, gran parte de los que la idolatraban al igual que lo hacen con Lady GaGa o La Pelopony, la abandonaban, para dedicarse a lo que les gusta de verdad: La laca y las coreografías sudorosas de manos.

Y así, Lana Del Rey vuelve a ser irrelevante. Porque nadie se ha enterado de su segundo single. De hecho, mucha gente ni si quiera sabe de la existencia de West Coast. Y como todo el mundo sabe que las chonis y las estudiantes de magisterio son las que en realidad mantienen a flote el mercado musical, se hundirá en el fracaso comercial más profundo.

Algo, que por supuesto a ella le encantará y que le dará fuerzas e ideas para su siguiente álbum, probablemente títulado Already Dead o From Beyond.

De momento ya ha empezado a actuar en cementerios. Ella es así, que le vamos a hacer.

Pero quizá lo más importante y analizable es lo que éste fracaso monetario va a suponer a nivel de status. Parece que Lana ha conseguido por fin ser una artista indie por derecho propio, una vez liberada de maricas y de pseudointensas.

Ahora más que nunca suponemos que hará lo que le salga del potorro. Y eso está bien. Pero no estaría mal tampoco que su siguiente álbum contara con algún Video Games o Summertime Sadness.

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