Katy Perry está súper contenta de tener un álbum nuevo con el que chillar en todos los gallineros del mundo. Ella, que es muy trabajadora, se ha liado a presentar ese álbum tan a medio cocinar
En los NRJ Music Awards, en Francia, decidió salir a cantar Roar saliendo del vivero donde recoge los tomates.
El caso es que se le jodió todo el plan de fingir que cantaba bien porque el playback no iba sincronizado y además apagaron su micrófono para que no se la pudiera oir.
A la pobre le entraron ganas de irse corriendo, pero antes de que nada sucediera le pararon la actuación para reírse de ella y obligarla a cantarla en directo.
Claro está que después de apagar la pista de fondo todo fueron gallos y chillidos. Ella estaba aún peor, se le veían los ojos vidriosos y además la gente no paraba de abuchear.
Mata a un gato y te llamaran matagatos. Suelta un gallo, y te llamarán Katy Perry. O así creemos que dice el dicho.
Pero no os alarmeís, porque unos días después se fue a Alemania a cantar también, pero paso totalmente de Roar, que está claro que no conseguirá tener una performance buena más allá de la que le hicieron en Glee.
Aaí que cantó Unconditionally, que es inmensamente mejor.
Ella le metió muchas más cuerdas a la canción, para que nadie dudara de que es épica,y cumplió vocalmente, que no está nada mal. Al final nieva y se unen los del programa para terminarla. Pues muy bien.
No contenta con graznar una sola vez, Katy exigió que le dejarán interpretar el single venidero, Dark Horse.
La cantó peor, pero la performance es mucho más divertida. Y con divertida nos referimos a que no nos entra una ligera sensación de somnolencia al empezar a verla.
Repitió la actuación de los cubitos de lego, en los que se sube para intentar hacerse la negra con un resultado escabroso.
Pero por lo menos se está paseando por distintos escenarios para que la oigan y tal, lo cual está muy bien. Eso sí, quizás debería de dar alguna que otra clase de canto. Vamos, porque va de cantautora y esas cosas.
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