Miley cree que los 90 nunca existieron

O eso parece después de estrenar el vídeo del hit Adore You. Y decimos hit porque no sabemos como describir esa canción. Ah, no, que si lo sabemos. Es una basura.

Entregarle la responsabilidad de single a una canción con una melodía tan chusquera cuando tiene cosas en el disco como Fu o como Drive demuestra que desnudarte en alguna entrega de premios no es suficiente para madurar.

Probablemente Beyoncé se haya infiltrado en el equipo de Miley y esté moviendo los hilos para sepultar la carrera de la ex Hannah Montana, que ya sabemos como se lo gasta Queen B alias devora Grammys.


Miley está equivocada si cree que tocándose el coño cada vez que nadie le hace caso va a ser suficiente para volver a la palestra. Hechos más interesantes como los playback de Katy Perry, las colaboraciones fogosas entre dos archienemigas o el culo de Beyoncé han demostrado que todo el mundo pasa de Miley a no ser que lo que se traiga sea un temazo.

Y ésta vez, no lo es.



Primer y único comentario positivo: La fotografía es buena en algunas ocasiones.

Pero básicamente el vídeo va de Miley fingiendo que se toca durante cuatro minutos y medio. Ahora cierro un ojo como si lo tuviera vago, ahora hago mal el playback, ahora chupo más cosas.

Lo que tristemente se ha convertido en un classic Miley.

Vamos, como si tocarse el coño no hubiera sido tendencia hace veinte años.

Ya te lo dijimos una vez chica disney, la mamarrachería sólo funciona acompañada de buena música, si no te tomarán por una attention whore cualquiera.

Resulta cuanto menos paradójico que la única vez que se vista en su carrera sea para meterse en la bañera. Hay una fina linea que divide lo artístico de lo estúpido. Y Miley está borrachísima, dormida encima de ella.

Que alguien la despierte, le haga una limpieza bucal (Cualquiera sabe lo que se mete ésta en la boca por las noches), la meta en la lavadora y le enseñe lo que son unas bragas. Luego que la lleve al set de rodaje de Drive, donde podrá dar rienda suelta a creerse una drogadicta sin ningún tipo de pudor.