Sí, actuó mucha gente y se dieron muchos premios. Pero la idea fué que se coronaron definitivamente a dos divas de la música actual.
Adele, que se encumbró como ganadora de todo, y que vio su discurso cortado por la organización de la ceremonia, lo que produjo un levantamiento del middle finger.
Está más guapa que nunca y más rebelde también. Por lo visto le tocó la seta que la cortaran y levantó el dedo mágico para los organizadores de la gala. Adele se está posicionando como la diva más humana e intensa que hay en la faz de la tierra.
Sencilla y con dos ovarios bien puestos.
Nos volvió a hacer un Rolling In The Deep. Que sí, es un hit, pero ya podría cantar otra que tiene muchas buenísimas.
Y por otra parte, la que lo clavó en una actuación increíble fue Rihanna, que demostró que ya DEFINITIVAMENTE sí puede aprenderse una coreografía. Ahora, está visto que la debe de bailar de culo porque las tomas aéreas no tienen ningún sentido. La gente está sentada. No nos va a transmitir nada verlo en masa.
La performance estuvo más que bien, y demostró que Rihanna es solvente. Algo que estaba en duda desde sus inicios, porque su valía sobre el escenarío era muy inestable.
Voz y cambios de tono buenos. Por fin. Sabíamos que no era un espejismo.
Sí, ahora todo el mundo la odiará por lo de Chris Brown.
Y por eso se le negará la presencia en muchos iPods. Pero donde unos ven drama y moralidad extremista, la realidad es que es más una redención musical para Brown y una forma de publicidad para Rihanna.
Los moralistas, cuando se vean en un problema similar en el futuro, podrán decir lo díficil que es ver desde dentro un problema tan íntimo y personal como éste.
Nosotros seguiremos apoyando a RiRi incondicionalmente hasta que su música nos deje de gustar.
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