Miley Cyrus, mucha lengua y pocas tablas

Ahora que el Bangerz Tour está llegando a su final, queremos tomar ésta oportunidad cual misses de cualquier país sudamericano para decir lo que siempre quisimos decir sobre el Bangerz Tour y nunca nos atrevimos.

Vaya, que nos dio pereza.

Por cierto, un saludo para nuestros lectores sudamericanos, os queremos igual que al resto, sólo que tenemos especial cariño a la locuacidad de vuestras misses.

Además no damos puntada sin hilo y criticaremos duramente el ninguneo que hacen los artistas la mayoría de las veces a todo lo que esté por debajo de California.

Miley no ignoró la existencia de la tierra centro y sur - americana, Miley fué, pero se dejó en casa la mayoría de los accesorios divertidos que hacían de su show algo a tener en cuenta.



El abaratamiento del espectáculo no lo aprobamos, porque según tenemos entendido, las entradas no cuestan mucho menos, pero el show si que pierde bastante en cuanto a calidad. Rihanna o Britney ya abarataron sus giras al cruzar la frontera de México en el pasado, simplificando el escenario o prescindiendo de vestuario y atrezzo.

Y no entendemos el porqué. Madonna y Lady GaGa, gente que aparentemente tiene más sentido común, realizan el mismo espectáculo siempre y cuanto esté en el marco de la misma gira. Y eso es lo que TODAS deberían de hacer.

Y después de éste canto a la igualdad pop mundial, pasamos a ver lo que nos ofrecía el Bangerz Tour.

Nosotros lo vimos en Madrid, en un recinto notablemente reducido. Ésto puede parecer un despróposito o una falta de éxito para el artista. Nada más lejos de la realidad. Ajustar el tamaño del recinto a las necesidades de tu público es PRÁCTICO, niños y niñas. Y si no vas a congregar a 45.000 personas es mejor que hagas el ganso en un sitio optimizado para las que te van a ver.

Que fueron al rededor de 15.000 por lo que hemos podido leer en la prensa seria. Nosotros nunca hablamos de ventas o asistencia, porque es un rollo, así que estareís preguntandoos porque os damos el coñazo con ésto.

Por una sencilla razón: Estuvimos súper agusto. No sabeís lo cómodo que es no estar abotorgado entre prepúbers vestidas de ella en los VMA y maricones. No sabeís lo cómodo que es ir a pedirte una cerveza y volver en 35 segundos sin perderte a la enana vestida de porro o el perro gigante. No sabeís lo cómodo que es ir al baño en un video interludio mientras se cambia y volver antes de que Miley esté tocandose el chocho en el escenario de nuevo.

Y todo a unos diez metros de ella. Maravilloso.

No sabemos qué decir del acto artístico en sí que no se haya dicho ya. Todo lo que habeís leído estaba allí: La lengua gigante, el coche dorado expúlsando dólares, la cama gigante donde se roza con sus bailarines, un hinchable con cara de máscara del Crash Bandicoot... Todo.

¿Quiere decir ésto que Miley se rodea de accesorios innecesarios para llenar el escenario porque ella tiene menos personalidad que Rita Ora? Pues no.

Obviamente que va a hacer chorradas. El Bangerz Tour entero empieza con globos, casi sin intro, con una lengua y con el escenario lleno de peluches. El final es apoteósico, con serpentinas, fuegos artificiales y elevadores.

Empieza como una chorrada y termina como una chorrada porque ES una gran chorrada. Y ella, a pesar de lo que digan las envidiosas, sale bien parada.

Tampoco derrocha carisma con cada movimiento, cuidado, pero canta bien, y las adolescentes hacen más o menos lo que dice ella. Así que punto para Miley.

Pero también tiene cosas, que aunque no son malas, delatan su falta de experiencia en el escenario. El ritmo del concierto se rompe constantemente cada dos o tres canciones porque va a cambiarse de ropa, y los interludios no son todo lo solventes que deberían, yendo desde introducciones a piano hasta silencios de varios minutos.

Pero si se ha preocupado de hacer un par que están bastante bien, aunque puedan recordar demasiado a algún vídeo del Monster Ball.

Destacamos sobre todo el interlude que se monta después de Can´t Be Tamed, una ida de olla inspirada por un viaje de ácido que bien podría ser el trasfondo de cualquier concierto de MGMT.

El setlist es más o menos todo Bangerz, alguna colaboración negrera y Can´t Be Tamed, y está montado con poco o ningún sentido. Hay dos sets acústicos (¿En serio?) donde canta casi más canciones de otros que suyas, y los segmentos que hay no tienen un concepto claro. Ptra cosa que nos ha perturbado es que ella casi no baila, pero no os preocupeís, porque se ha rodeado de un elenco de bailarines y negras que lo dan todo por ella.

Podría haber metido cosas de cuando era Hannah Montana que son guays para reírse de ella misma y sacar una muñeca hinchable vestida de Hannah para pincharla cantando Liberty Walk. Podría haber metido Who Owns My Heart en versión remix con una coreografía molona.

Podría haber cantado Robot o Permanent September. O Inlcuso Breakout si nos apuraís. Y si te da por cantar tanta balada... ¿Donde coño está The Climb zorra?

Podría haber ordenado el setlist en estilos musicales, juntando 23 con Love Money Party, 4x4 con Do My Thang, que en la versión del concierto le ha quedado algo country y cosas así.

En fin, un setlist esclavo de la performance que no es conitnuo y no favorece nada al espectador ocasional. Y hay que entender el Bangerz Tour como eso, una gran chorrada con algunas puestas en escena que merecen la pena y una voz mucho mejor de lo que se podría esperar.

Una declaración de intenciones, de que a partir de ahora todo irá sobre ruedas, y una demostración de que falta tiempo para que Miley madure, a pesar de que lleve dos discos gritando a todo pulmón cuantas pollas se mete en la boca un viernes por la tarde.

Puede que tengas madera Miley, pero te queda.

Te queda bastante.