Little
Boots se hizo conocida hace algunos años por Stuck On Repeat, y
posteriormente dio el verdadero pelotazo con el primer single de su álbum
Hands: Remedy. Aunque en aquella época estábamos borrachos de Just Dance y nos
parecía una falta de respeto y una copia barata, el que no llegara a ningún
punto nos llevo a pensar que provenía de una artista indie. Entonces Little
Boots desapareció y todos creímos que eran los padres.
Pues os equivocabais, porque vuelve con una canción infinitamente
peor producida que la anterior, y que además dura tres veces más. Eso sí, la
canción no puede desprender más rollito alternativo de ir con un reloj ochentero y
gafas de pasta sin cristal con el flequillo alisadísimo.
Puesto que esto desentona completamente con la condescendencia
de su anterior trabajo queremos pensar que ha sido un mal error y que no tendrá
nada que ver con lo nuevo. También esperamos que toda su inspiración no la
tenga sólo junto a Red One, porque si no, vas lista en tu nueva era, guapa.
Quizás la ira desmedida que sentimos no es más que un
sentimiento de rabia contenida al esperarnos mucho más de ella. En realidad no
es un trabajo tan malo. Aunque la canción dure quince minutos y sus transiciones
entre instrumentos lleguen a ser cansinas, nos hemos descubierto a nosotros
mismos bailándola mientras nos dábamos leche hidratante para irnos de fiesta. Igual es que en esos momentos todo te suena bien.
O igual es que la canción no sólo no es mala, si no que es una flor que se abre cuando la contemplas con serenidad mostrando una obra de arte conceptual postmoderna. Apostamos firmemente por la primera opción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario