El fenómeno Katy Perry merecía ya una mención importante. Es
compositora y nos parece muy bien, ya que son una raza en extinción en el star
system, pero canta fatal y no tiene ni zorra idea de bailar. Con su álbum
presentación dio el pelotazo, aunque no era un trabajo intrínsecamente
excelente, y eso la enfiló para el futuro. En lugar de dejarse llevar por su
manager, discográfica o cualquiera que la mangoneara, Katy decidió formar parte
de ese grupo nimio de artistas que se implican con su trabajo.
Y se lo tomó muy en serio. En el pasado verano parió un
nuevo álbum en plena época de sequía conquistando los corazones de todos y
todas con dulces, nubes de azúcar y ponche con coñac. Teenage Dream resultó una
compilación fuerte que pilló por sorpresa a todos, porque cuando nos esperábamos
una one hit wonder oportunista lo que nos salió fue una tía que sabe sacarse
las castañas del fuego.
A partir de ahí ha ido sacando singles como una loca para
exprimir el disco, mientras colmaba el universo de actuaciones con muchos
cambios de posición, atrezzo estupendo y entonación nula. La muy lista no sólo
supo saturar el mercado, si no que lo hizo haciendo parecer que tenía
integridad artística, porque cada vídeo que nos sacaba nos dejaba maravillados,
y eso que acabábamos de recordar como se hacía un buen videoclip gracias a Lady
GaGa.
Y así, a lo tonto, Katy se posicionó con cinco singles en la
cima de las listas estadounidenses, igualando al Rey del Pop en su hazaña.
Y ahora está dispuesta a equilibrar la balanza, porque ha
demostrado ser trabajadora, entusiasta y, en definitiva una zorra ambiciosa.
Seamos realistas: La canción en sí no vale nada. El
instrumental es tan austero que toda la responsabilidad recae en los vocales, y
esto no es bueno para la californiana. Porque las letras son buenas, y ella
sabe transmitir el sentimiento, pero escucharla resulta insoportable, aunque a
veces te sorprenda. Resumiendo, que preferíamos Peacock, chata.
Pero ella no se da por vencida y nos regala un video increíble.
Amores imposibles, recuerdos y flashback. Dos jóvenes que se conocen y son
pasionales hasta que la falta de inspiración de una y la pretenciosidad del
otro les llevan a separarse para no verse nunca más. El final incluye muerte
violenta del chico y mirada intensa al horizonte.
Todo esto da como resultado un vídeo que hará las delicias
de los fans. Porque verdaderamente da un paso más en el concepto del sueño
adolescente y le da bombo a su Teenage Dream aunque haya pasado un año de su
lanzamiento. Si hasta hace alusión a la estructuración de la lírica con la relación
pasado-presente. Se nos llenan los ojos de lágrimas.
Y así Katy demuestra que aunque la canción sea una chufla
puedes venderla como la balada que te cambiara la vida con el maquillaje y la
producción adecuados, echándole mucho morro.
No sabemos si conseguirá ese #1 o no (Aunque todo apunta a
que sí, teniendo en cuenta que sin el video el single ya se alzaba en el #16),
pero si lo hace se consagrará como grande entre las grandes, a pesar de que su
mayor virtud es saber escribir canciones y ponerse diferentes vestidos
inspirados en postres.
Esto refleja la poca exigencia del público en este momento,
y que cualquiera puede ser famosa echándole un poco de cara. Aun así, el mismo
público que te adora y compra tu perfume puede destruirte si das un paso en
falso, y en ello reside el romanticismo del business. De momento para amarrarse
bien ha sus fans a organizado un concierto completamente gratuito de su tour, no
es tonta ni nada.
Después de todo, tener éxito sin talento, se considera
talento, y si no que se lo pregunten a Rihanna.
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